Se celebra el Rally de Fafe, justo una semana ante del Rallly de Portugal, y como no iba a ser menos, nos juntamos, organizamos y emprendimos el viaje hacia el país vecino. Una afición entusiasta de Portugueses, españoles, banderas por todas partes, chiringuitos montados deprisa y corriendo desde el día anterior, tiendas de campaña y como no, las cámaras fotográficas a punto para retener las mejores imágenes del día. Un rally de tierra del que todo el mundo salió manchado de tierra y cenizas, pero del que todo el mundo salió tambíen muy satisfecho.
Una imagen vale más que mil palabras. He aquí la prueba del buen ambiente que había en los dos lados del tramo.
En este enlace se detalla la clasificación final.
Controlando el tramo desde lo más alto.
Una parte de nuestro grupo. Todavía estábamos limpitos. Ni imaginábamos las pintas con las que ibamos a terminar...
Se puede ver aquí el suelo, se había quemado recientemente, todo era negrura y tierra, pero a todo le ponemos solución, como vais a ver.
Antes de llegar aquí, interminable fila de coches aparcados, gente que se había quedado a dormir el día anterior en tiendas de campaña, mesas preparadas para comer, barbacoas, luces, un ambiente digno de ver.
Como no podíamos ni sentarnos, éste fué uno de los inventos para tener el agua a mano.
Otro de los inventos "estrella", una bolsita con las cosas de primera necesidad.
¡Y empieza la fiesta, nos vamos preparando con las mascarillas caseras!
Cada uno con lo que puede. Gorra, sudadera, el caso era no respirar la tremenda polvareda.
Mascarillas-pañuelos de papel, casi todos los que nos rodeaban estaban de esta guisa, pero cómo disfrutamos.
Desde el aire, un helicóptero pasaba continuamente por encima de nuestras cabezas.
Y por fín llegamos al hotel. El Golden Tulip, Un convento de finales del siglo XVII que primero fué de mujeres, luego de hombres, en los años 50 se convirtió en refugio para los heridos de guerra y tal fué su deterioro que estuvo abandonado muchos años. En la actualidad, ya reformado, se convirtió en Hotel.
Ducha rápida y todos limpitos dispuestos a pasar una velada estupenda con una cena tipo buffet deliciosa.
Los riquísimos postres portugueses que me encantan. Creo que probé de casi todos.
Parte del convento. Muebles recuperados de la época por distintas zonas del Hotel.
Aquí descansa el fundador del covento, en la misma capilla que pudimos visitar.
Antes de la cena.
Los aperitivos.
Nuestra mesa ya preparada.
El jardin, inmenso, con una piscina redondeada y muchísimo terreno donde antiguamente estaba el huerto y lugar de descanso. Dispone ahora de pista de tenis y campo de fúbol, y un Spa, que no me dió tiempo a ver.
Las fotos más inesperadas a veces son las mejores. Ésta me encanta y eso que el objetivo de la cámara se había ensuciado. ¡Se nota! ¿No?
Al día siguiente, en el circuito de Braga, Lalo, con un alas de gaviota precioso.
Y aquí me despido, ¡hasta la próxima!. Espero que os haya gustado el reportaje.
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